lunes, 19 de diciembre de 2016

POLVO Y CENIZAS

         A veces deberíamos dejar todo fluir, soltar las cadenas que lo atan en lo profundo... Al fin y al cabo, sólo somos polvo y cenizas, y es estúpido intentar retenernos... De una u otra forma, lo somos.
Polvo que se mueve en la dirección hacia la que el viento sopla, el polvo que cubre el suelo, que atasca y reseca la voz en las nerviosas gargantas, el que cubre los corazones, el que difumina la luz del sol...
Somos el polvo que hace llorar en las tormentas, el que quedó atrás en la infancia cuando construíamos sueños de arena... Somos el polvo que ahoga y recuerda, siempre presente, silencioso, invisible...
Somos las cenizas aún calientes de llamas apagadas, las que huyen de las brasas para bailar junto al viento, en recuerdo de una llama que alguna vez dio su calor...
Recuérdalo, recuérdalo siempre: somos polvo y cenizas, y nunca dejaremos de serlo... Somos fuego extinto, somos el paso del tiempo... Siéntelo, siéntelo en cada parte de ti, siéntelo en tu interior... y luego, sopla.

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